viernes, 12 de diciembre de 2008




HABLANDO DE INFLACIÓN

Nuevamente hoy en la Argentina se intenta forzar un debate desde la irracionalidad y el miedo. Las dolorosas experiencias pasadas relacionadas con los procesos inflacionarios, y que han quedado en la memoria colectiva, son utilizadas por poderosos intereses económicos para plantear panoramas agoreros si no se obedecen sus clásicas recetas neoliberales.

Es en ese sentido que creemos conveniente realizar este aporte a la ciudadanía tratando de ofrecer elementos de análisis a la población que son prolijamente escamoteados tanto por los clásicos analistas económicos que siempre fallaron en sus pronósticos, como por los grandes medios de comunicación.

Creemos que todas y todos los ciudadanos tenemos la obligación de informarnos para poder opinar con criterio sobre las coyunturas que nos tocan vivir y su desarrollo futuro.

No le servirá de nada al país que su ciudadanía emita dictámenes y opiniones sobre determinados diagnósticos de la realidad si, a la vez, no va forjando conciencia sobre sus causas.

¿QUÉ ES LA INFLACIÓN?

La inflación consiste en el crecimiento generalizado y continuo de los precios de los bienes, servicios y factores productivos de un país. También es definida como la reducción de la capacidad adquisitiva del dinero.

Por lo tanto lo primero que tenemos que decir es que en la mayor parte de las economías del mundo que no estén en recesión hay y habrá inflación, así sea de menos del uno por ciento anual. En ese sentido lo que habrá que ver es hasta qué porcentaje anual podrá aceptar un país sin perturbar sus variables económicas.

Otra aclaración importante es que no todo aumento de precio provoca inflación. Pueden darse casos de aumentos de precios aislados en algunos sectores o en determinadas épocas del año, como por ejemplo frutas y verduras de temporada.

¿CUÁLES SON LAS CAUSAS DE LA INFLACIÓN?

En este punto existen varias teorías y es bueno conocer por lo menos las principales. Hay quienes le echan la culpa al exceso de demanda, hay quienes le echan la culpa al exceso de costos y están quienes le echan la culpa al exceso de gasto público por parte del estado, provocando déficit fiscal e impresión espuria de moneda.

Inflación por exceso de demanda

Para sostener esta teoría se argumenta que un determinado país no está en condiciones de satisfacer el repentino aumento de la demanda tanto de las familias como de las empresas y del estado.

Inflación por exceso de costos

En este grupo se inscriben aquellos que dicen que aumentan los precios porque los empresarios necesitan trasladar los aumentos de sus materias primas y de los salarios de los trabajadores para poder seguir produciendo con su margen de ganancia.

Inflación por exceso de gasto público y déficit fiscal

Finalmente los llamados monetaristas explican que la mayor parte de la responsabilidad siempre la tiene el Estado al gastar mas dinero, acrecentar su déficit fiscal y emitir mas dinero sin los respaldos correspondientes.

También existen quienes combinan unas y otras teorías o utilizan principalmente alguna y tangencialmente otras, incluso quienes cambian de teoría según les convenga a sus pronósticos o intereses económicos.

Lo que deberíamos tener en claro es que más allá de cualquier teoría, el aumento de precios de productos de consumo masivo es, justificada o no en otras causas, siempre una decisión empresaria.

Analizaremos en función de estas teorías la situación de nuestro país de modo tal que nos permita clarificar nuestra posición

INFLACIÓN EN ARGENTINA

No nos interesa en este momento incorporarnos al reciente deporte nacional de debatir los porcentajes del aumento de los precios. No nos parece serio realizar aquí ninguna estadística para la que no estamos capacitados. Creemos que la mirada sobre la inflación se puede profundizar más allá de los índices, cuya discusión termina desviando la atención sobre la responsabilidad de los formadores de precios.

Como decíamos mas arriba, en nuestro país el tema de la inflación es muy delicado por las experiencias pasadas. La Argentina sufrió 18 años, entre 1975 y 1991, de una altísima inflación anual incluyendo una hiperinflación de once meses entre mayo de 1989 a marzo de 1990, cuando los índices alcanzaron mas del 50 por ciento mensual.

Durante todo ese período los analistas económicos se alineaban con la teoría monetarista y explicaban aquella inflación por el gasto público, el déficit fiscal y la emisión de moneda. Así fue que la solución “mágica” para cerrar ese ciclo fueron las privatizaciones, el ajuste constante del gasto público, la convertibilidad basada en el estricto respaldo del circulante, el paulatino desaliento de la demanda con el aumento de la desocupación y el congelamiento de salarios, jubilaciones y pensiones.

A diferencia de aquellos periodos hoy nuestro país tiene una solidez económica como nunca antes. Tiene reservas extraordinarias en el Banco Central que respaldan plenamente el circulante y tiene un superávit fiscal creciente año tras año, lo que implica que el gasto fiscal es bajo con respecto a los ingresos. Nada hace pensar que estas dos condiciones puedan variar ni en el corto ni en el mediano plazo.

Si bien incluso con estas evidencias hay todavía quién sigue culpando al gasto público y a la emisión de moneda como responsables de los aumentos de precios, muchos de los que adherían a esa teoría en el pasado, al quedarse sin argumentos, responsabilizan ahora al exceso de demanda como consecuencia del crecimiento de la economía. Esta teoría los lleva a proponer el enfriamiento de la economía que significa menor inversión pública y privada y menor creación de puestos de trabajo. La propuesta de algunos sectores de volver a la antigua argentina agro-exportadora de 1900 se encamina en la misma línea. Pocos trabajadores, algunos terratenientes, algunos chacareros, poca demanda de consumo interno y como consecuencia, poca inflación.

En realidad es obvio que la demanda aumentó de manera constante en los últimos años pero nada prueba que ésta sea la causa del aumento de los precios. El también constante descenso de la desocupación está indicando la mayor capacidad de producción lo que redunda en el aumento de la oferta.

¿POR QUÉ AUMENTAN LOS PRECIOS?

No podemos ofrecer una sola respuesta a este interrogante porque podría haber tantas causas como empresas, productos y servicios existen.

Sin embargo podemos agruparlos en distintos sectores o grupos. En primer lugar digamos que siempre están los pequeños especuladores que aprovechan determinadas sensaciones sociales para remarcar sus precios y acrecentar sus márgenes. Son en realidad un efecto más que una causa.

Otro grupo son aquellos que realmente ven incrementados sus costos como consecuencia del aumento de insumos y salarios, pero que en general también lo hacen por efecto de una situación generada por otros.

Llegamos entonces a la respuesta que nos parece más adecuada. Los precios aumentan porque hay unas pocas empresas que, por distintos motivos, deciden aumentar sus ganancias. El motivo principal de esa decisión es que les resulta mucho más conveniente exportar sus productos que venderlos en el mercado interno. Los alimentos y el petróleo son en el mundo de hoy recursos estratégicos que influyen de manera indiscutible en los precios internos y en la inflación.

Nadie puede negar esta realidad ni hablar seriamente de índices de inflación sin conocer y divulgar este hecho. Si existen muy pocas empresas que manejan los precios de los combustibles y de los alimentos, esas empresas serán responsables de los precios del resto de casi toda la economía.

Las grandes empresas alimenticias argentinas como Molinos, Bunge, Arcor, La Serenísma, etc., son también grandes exportadoras por lo que mantener bajos los precios para consumo interno les harían disminuir sus grandes ganancias.

Los Balances presentados este año 2008 en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires por las principales empresas argentinas son concluyentes en cuanto a sus colosales ganancias. Esas ganancias se explican solo en parte por el aumento de sus ventas ya que en una proporción importante se deben al aumento de precios.

Esta situación se vio amplificada desde el 2007 y en lo que va del 2008 debido al aumento de los precios internacionales que está produciendo un verdadero fenómeno en todo el mundo. La inflación estadounidense batió un record después de 17 años, llegando al 5,6 por ciento anual y casi al 1 por ciento mensual. Ese índice de los EE.UU. también está compuesto principalmente del aumento del precio de la energía (29 % en un año) y de los alimentos (6% anual).

¿CÓMO SE COMBATE ESTA INFLACIÓN?

La primera respuesta tajante es que si las causas de estos aumentos de precios son tanto las condiciones internacionales como la concentración económica en pocas manos, el combate al aumento de precios no puede venir de la mano de ninguna receta recesiva que nos lleve nuevamente a la recesión y a la desocupación.

Todos los argentinos y argentinas tenemos derecho a alimentarnos más y mejor, máxime cuando todavía existen millones de compatriotas que no lo hacen correctamente. Este derecho debería estar por sobre el derecho a las ganancias de unas pocas empresas.

Como ciudadanía responsable deberemos empezar a exigir a quienes corresponde y construir presión popular para que unos cuantos no puedan fijar los precios de lo que necesitamos para alimentar millones de argentinos. Se trata de fortalecer el rol del Estado en pos de nuestra soberanía alimentaria.

Está claro que será un largo proceso no exento de fuertes intereses contradictorios, como se demostró durante los cuatro meses del boicot agropecuario, pero en el que deberemos insistir como única forma de garantizar un país más justo.

Los alimentos y la energía son recursos estratégicos y deberemos plantear nuestra estrategia en ese sentido. Si en el mundo siguen subiendo de precio, no pueden ser las pocas empresas privadas, los exportadores y los grandes terratenientes los que fijen los precios internos en función de sus ganancias.

El Estado deberá intervenir, regular y planificar con más fuerza que nunca como única forma de combatir los aumentos de precios.

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